El Bautismo y La Circuncisión Según Colosenses 2:11-12

Lo que sigue es tomado de un ensayo más grande, “Una Defensa Contemporánea Reformada del Bautismo Infantil”:

¿Cuál es la conexión entre la Circuncisión y el Bautismo?

La conexión entre el bautismo y la circuncisión es muy clara en Colosenses 2:11-12. La conexión no es directa, sino indirecta y el punto de contacto entre ellos es Cristo y el bautismo es el signo y sello de esa circuncisión. En el versículo 11, Pablo dice “en Él [es decir, en Cristo] ustedes fueron circuncidados con una circuncisión no hecha por manos, al quitar el cuerpo de la carne mediante la circuncisión de Cristo” y en el versículo 12 nos cuenta exactamente cómo es que somos circuncidados en y por Cristo: “habiendo sido sepultados con Él en el bautismo, en el cual también han resucitado con Él por la fe….” Para Pablo, en el Nuevo Pacto, nuestra identificación con Cristo es nuestra circuncisión. En el bautismo, somos identificados con el bautismo/circuncisión de Cristo, por así decirlo, en la cruz. Ni el bautismo ni la circuncisión efectúan nuestra unión con Cristo (ex opera operatio); mas Dios el Espíritu nos une a Cristo, nos da vida y nos concede la fe.

El punto que no debe pasarse por alto es que, en la mente de Pablo, el bautismo y la circuncisión son ambos signos y sellos del bautismo/circuncisión de Cristo en la cruz por nosotros. Por fe, somos unidos a la circuncisión de Cristo y por nuestra unión con Cristo nos convertimos en participantes de su circuncisión/bautismo. Porque la circuncisión apuntaba hacia adelante a la muerte de Cristo y el bautismo mira hacia atrás a la muerte de Cristo, están íntimamente vinculados en la mente de Pablo y casi intercambiables. El punto de Pablo aquí es enseñarnos sobre nuestra unión con Cristo, pero a lo largo del camino podemos ver como él piensa del bautismo y la circuncisión. Su forma de pensar debe informar la nuestra.

Una de las razones que Pablo opuso tan fuertemente la imposición de la circuncisión sobre los cristianos por parte de los judaizantes es que, por fe, ya hemos sido circuncidados en Cristo, del cual el bautismo es un signo y sello. Ya estábamos identificados como pertenecientes a Dios y hemos sufrido la maldición de Cristo. Entonces la circuncisión física real es, en el Nuevo Pacto, innecesaria. Pablo les dice a aquellos que desean circuncidarse, que mejor se mutilen a sí mismos.

Hechos 2:38, 39 también vincula la circuncisión y el bautismo. En Hechos 2:38 el apóstol Pedro llama al arrepentimiento, fe en Cristo y bautismo por los judios que están escuchando su predicación. En el versículo 39 da la razón por esta acción: “Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos….” El apóstol Pedro conscientemente usa la

misma fórmula en su predicación que el SEÑOR mismo usó cuando instituyó el signo de la circuncisión en Génesis 17, que los judios que escuchaban entendieron con precisión.

¿Cuáles son las relaciones entre la Fe y la Circuncisión?

Romanos 4:1-8, 13-25 enseña que Abraham fue justificado por gracia solamente, mediante la fe solamente y no por obras, y aun Dios requirió que Abraham tomará el signo (marca) de circumcision. Romanos 4:11 dice que la circuncisión fue un signo y sello de “la justicia de la fe que tenía (Abraham) mientras aún era incircunciso.” La circuncisión fue un signo de la relación pactual de Dios hacia Abraham y los hijos de Abraham, todos los que creen en Cristo. El significado de la circuncisión era espiritual y no solo externo. La circuncisión como un signo de fe y entrada al pueblo del pacto como miembro también fue aplicada a niños.

¿Cuál es la relación entre la Fe y el Bautismo? Hechos 2:38, 39 dice,

Entonces Pedro les dijo: “Arrepiéntanse y sean bautizados cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados, y recibirán el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para ustedes y para sus hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Dios llame”.

Para el adulto convertido, el bautismo es un signo de lo que Cristo ha hecho para ellos: los ha perdonado y lavado. Los adultos convertidos son bautizados en el nombre de Cristo Jesus. El perdón es por medio de la fe en Cristo. El bautismo es un signo de nuestra nueva posición con Dios por medio de la fe. Fijense, el versículo 39 dice “Porque la promesa (de salvación a aquellos que creen) es para ustedes y para sus hijos.”

Nuestra fe está en el Cristo que murió por nosotros. Como la circuncisión, el bautismo es un signo de estar unidos a Él en su muerte por fe. Pedro dice que las aguas del diluvio de Noe simbolizan el bautismo, porque el bautismo es un signo de morir al pecado, del lavado de los pecados por la sangre de Cristo, y de vivir por fe en Cristo.

Todos, (adultos y niños), quienes han sido bautizados deben ser unidos por fe a Cristo para salvación. Los adultos no bautizados, los adultos convertidos, profesan su fe antes del bautismo. Los hijos de creyentes quienes recibieron el signo en infancia profesan su fe tan pronto como puedan. Ambos son responsables ante Dios de ser fieles a la gracia representada por el signo y sello que han recibido.

Eso, sin embargo, siempre ha sido cierto. Nadie ha sido aceptado por Dios sino por gracia solamente, mediante la fe solamente, en Cristo solamente. Cristo y sus beneficios fueron ilustrados por un signo y sello anticipatorio bajo Abraham, Moises, David, y los profetas. En Cristo el cumplimiento ha llegado y ya no necesitamos la ilustración sangrienta. Ha sido cumplida y reemplazada por un signo y sello no sangrienta que mira hacia la obra terminada de Cristo. La promesa que Dios hizo a Abraham, sin embargo, se repite explícitamente en el Nuevo Pacto por el apóstol Pedro. Por lo tanto, “la promesa es para ustedes y para sus hijos” no pertenece a la ilustración (Abraham, Moises, etc.) solamente. Más bien, la promesa es también parte del pacto de gracia. La administración de la promesa incluyó a adultos y niños bajo Abraham y, según Pedro, los incluye en el Nuevo Pacto también. Es por esto que el apóstol Pablo vincula la circuncisión y el bautismo a través de la muerte de Cristo.

© R. Scott Clark. Todos los Derechos Reservados.

Editor’s Note: This article was translated by Devon Machado.

This article in English.


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  • R. Scott Clark
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    R.Scott Clark is the President of the Heidelberg Reformation Association, the author and editor of, and contributor to several books and the author of many articles. He has taught church history and historical theology since 1997 at Westminster Seminary California. He has also taught at Wheaton College, Reformed Theological Seminary, and Concordia University. He has hosted the Heidelblog since 2007.

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