Catecismo De Heidelberg

Cuál es tu único consuelo tanto en la vida como en la muerte?

Que yo, con cuerpo y alma, tanto en la vida como en la muerte, no soy dueño de mi vida, sino que pertenezco a mi fiel Salvador Jesucristo, quien con Su preciosa sangre ha satisfecho completamente por todos mis pecados, y me ha redimido de todo el poder del diablo; y me preserva de tal manera que sin la voluntad de mi Padre celestial ni siquiera un solo cabello de mi cabeza puede caer; antes bien, todas las cosas tienen que funcionar conjuntamente para mi salvación. Por esa razón, por Su Espíritu Santo, Él también me asegura la vida eterna, y me dispone y prepara de todo corazón para vivir de ahora en adelante para Él.

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(HT: Gil Garcia)

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